Pareja, novios, amigos, lorzombawers… La verdad, no tengo ni
idea de cuál sería la palabra para definir lo que hay entre nosotros.
Sin embargo, el hecho es que tú y yo vivimos juntos.
Desde que te conocí, con las primeras lluvias de otoño hace
dos años, el tiempo que hemos pasado juntos ha sido 24/7. Antes incluso de besarnos,
mimarnos y dormir en la misma cama (o en dos camas individuales una al lado de
la otra), ya vivíamos juntos.
Me encanta recordar cómo nos conocimos. Me gusta verte
recién llegada de Ghana, con tu falda larga, tu mochila gigante y los pies
sucios.
A veces, cuando te miro, veo todo el camino que hemos
recorrido. Las dunas del desierto, la carpa en medio de la arena, los
reencuentros… Me vienen emociones como vientos del sur, removiéndome por
dentro. Cuánto hemos vivido…
Recuerdo mi desesperación por volver a verte, las miles de
ideas que se me ocurrían para estar juntos, para verte tan solo una vez más. Al
principio el mundo giraba en torno a nuestro próximo encuentro, todas mis
energías destinadas a que eso fuera posible.
Y al final, fue justo lo que pasó. ¿Te das cuenta de todo lo
que hicimos?
Nos recorrimos una buena parte de Estados Unidos, y en ese
proceso peleamos por comida, disfrutamos del paisaje, cantamos Some one like
you a todo pulmón en el Lexus de tu papá. Discutimos por el futuro, sufrimos
inseguridades, comimos helado de blackrasberry chip, conocí tu universidad, nos
sentimos incómodos, me presentaste a tus amigas. ¡Te disfrazaste de una banana!
Y yo de una tortuga ninja. Vimos a Guille en San Antonio, nos inventamos una
historia, ¡Jessica te sorprendió! Y tú lloraste. Conocí al Wolf pack. Yo volé a
Lima.
Tú fuiste a Bolivia. Conociste a mi mamá, a mis hermanos, a
Daniel, a Mamá Agarita, a Gloria, a Janine y a todos sus hijos. Hicimos el
Totorapata y nos embadurnamos de lodo. Fuimos a Arubai, ¡Nos bañamos en Cuevas!
Tomamos helados con Pamela. Fuimos al Alto y aprendimos con los chicos.
Cocinamos para 15 personas, jugamos al frisbee contra Miguel y Cristian, y
perdimos, pero en realidad ganamos.
Volvimos a Estados Unidos, tuvimos conflictos con tus papás,
fuimos a Minnesota, trabajamos en una finca orgánica. Nos sacamos ampollas
limpiando el maldito Pond, nos bañamos chutos, comimos delicioso y nutritivo.
Tomamos organic fresh Whole Milk. Conocí a Silvie, fuimos a bailar juntos y nos
divertimos, muchísimo. Vimos otra vez a Jessica, ¡Pasamos más de una semana con
ella! Nos sentimos como niños, porque lo somos. Estuvimos con Jordyn, pasamos
por Madison. Vimos la campaña presidencial. Fuimos a la boda de Maria, bailamos
hasta dejarnos el alma en la pista. Cuidamos a Mason y Reid, fue estresante,
nos sentimos muy frustrados cuando no nos hacían caso. Pero los disfrutamos. Yo
me tiré por primera vez de un diving board, e hice un mortal, y caí con la
espalda. Vimos ganar a los Cavaliers, juntos, en Ohio.
Vimos a Ginóbili jugar sus últimos juegos olímpicos. A ti no
te importaba, pero estabas ahí, disfrutándolo igual, solo porque a mí me
apasionaba.
Siempre has estado, en todos los momentos. Has estado cuando
yo me hundía y cuando volaba. Me has abrazado cuando yo sentía que no lo
merecía. Has escuchado mis complicaciones y mis acentos irritantes en inglés.
Has sido mi chófer y yo he sido el DJ.
Ha sido duro, agotador, estresante y excitante. Ha habido
momentos de nada y momentos de todo. Silencio, paz, gritos y ruido. Frío y
calor, sopa y ensalada. Hemos crecido y también nos hemos encogido. Hemos
cambiado de voz, de ropa y de células.
Nunca ha sido perfecto. Pero siempre ha sido mágico, es
mágico. Ha habido veces que nos hemos quedado sin respuestas y hemos vagado por
la incertidumbre. Hemos buscado seguridad y nos hemos aferrado el uno al otro
por miedo a salir al mundo solos.
Al principio tan solo importaba estar juntos, pero ahora
siento que entramos en una etapa en la que queremos construir sobre esa base.
Queremos vivir juntos, compartir un espacio en el que abrazarnos, comer, leer y
dormir. Pero al mismo tiempo tenemos otras inquietudes, otras cosas vibrando en
el interior. Cada uno siente que quiere seguir y descubrir lo que le apasiona,
dedicar energía a ello. Pero asusta que el hacerlo derrumbe lo que tanto ha
costado construir.
Sin embargo, tú y yo no hemos construido nada. Tan solo nos
hemos amado, y cuando hay amor, las cosas florecen solas.
Una vez me dijiste que lo nuestro funcionaba porque lo
dejábamos funcionar. Eso fue hace un año y medio y lo seguimos olvidando, una y
otra vez.
Continuamente nos entra el miedo a que si no hacemos un
esfuerzo por mantenernos unidos, todo esto se va a desmoronar. Pero lo único
que quiere mantenerse unido es lo que está separado. Y desde luego, cuando
tenemos miedo, nos sentimos separados, muy lejos el uno del otro.
Y tampoco sirve forzarnos a no forzarnos. Eso no tiene
ningún sentido, ya lo hemos comprobado los dos.
El amor es la esencia de esta relación, y es la esencia de
la vida. Y me doy cuenta de que cuando te amo de verdad, no pretendo alterarte
en absoluto. El amor no pretende cambiar, ni tampoco hacer sentir mejor, el
amor no está aquí para combatir al miedo. El amor no lucha, tan solo se
entrega, incondicionalmente.
El problema es que a veces olvidamos la esencia y nos
centramos en la superficie. Y en la superficie están todos esos problemas y
conflictos en los que nos envolvemos.
Y empezamos a creer que lo importante de la vida es la
superficie. Esa superficie en la que están las búsquedas de seguridad, el
dilema del dinero, el problema de tener que venderte, el egoísmo y la
dependencia.
Pero cuando vuelvo a la esencia, de verdad que siento que
todo eso es la superficie, tan solo una nube pasajera en el horizonte. Todos
los pensamientos son tan solo eso, pero a veces nos distraemos y los hacemos
nuestros, y nos metemos en la nube, y nos volvemos grises y pesados. Pero hasta
las nubes grises descargan lo que llevan dentro y derraman lluvia, vida en forma
líquida.
Tan solo quiero agradecerte por todo. Por cada instante que
vivo contigo. Todo ha cambiado desde que esta aventura tuvo comienzo. Mi pelo
es más largo, mi barba más frondosa, tus bíceps más grandes, nuestros hábitos
alimenticios más saludables y nuestras cacas más frecuentes. Lo único que sigue
igual son tus pies sucios, tus uñas largas y tu belleza, reluciendo en cada una
de tus pecas, en cada mechón de pelo, en cada uno de tus latidos y todas tus
miradas, sonrisas y expresiones.
Han surgido conflictos y complicaciones, y no sé cuándo
dejarán de aparecer. Tal vez nunca lo hagan, incluso, puede que los conflictos
y complicaciones no sean un problema. Quizás tan solo sean oportunidades para
cambiar y hacer algo distinto, la verdad es que no lo sé.
Pero sé que te quiero y que mañana voy a verte. Sé que
quiero vivir contigo, ya sea en el sur o en el norte. Sé que el lugar no es un
problema y que puedo ser yo mismo y vivir de corazón en cualquier sitio.
Sé que no necesito decirte que las cosas saldrán bien,
porque todo, en este momento, ya está bien.
Eres libre amor, eres libre y estás viva, caminando por un
lienzo de infinitas posibilidades.
Ariel eres puro amor. Gracias por seguir siendo amigo de la palabra sentida.
ResponderEliminarAriel eres puro amor. Gracias por seguir siendo amigo de la palabra sentida.
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