miércoles, 19 de octubre de 2016

¿Qué ocurrirá después?

La pregunta siempre surge. El después despierta al miedo e invita a las preocupaciones. El verbo futuro parece ser la búsqueda de seguridad enmascarada. Pero, en esta ocasión, es la vida la que pregunta, ¿Qué ocurrirá después?
Es tan solo una pregunta, una pregunta vacía, desprovista de expectativas, planteada sin esperar respuestas. Una pregunta que hace eco sobre un lienzo en blanco, invitándome a pintarlo, invitándose a sí mismo a colorearse.
Y la respuesta instintiva es vivir. La vida siempre está, en la quietud y el movimiento, en la nada y el todo. Y dentro de esa vida, ¿Qué intención hay? ¿Qué se quiere crear? ¿Manifestar?
En esta ocasión contesto que escribir, comunicar y expresar. Eso es algo que sale sin esfuerzo, cuando tiene que salir. De momento escribo en esta maquinita y también en cuaderno a rayas. Escribo con los dedos y publico el resultado en un blog, ese espacio llamado “Nací para vivir”.
Recuerdo el día en que creé el blog. “Nací para vivir” no fue la primera opción, e incluso recuerdo algo de frustración cuando cada idea que se me ocurría para nombrar el blog ya estaba cogida. Pero cuando surgió lo de nacer para vivir, y google me dijo que estaba disponible, supe que era el nombre apropiado. Era justo, era una intención sencilla que se expresaba clara, sin confusión.
He disfrutado mucho con este blog. A veces me sentía orgulloso de él, a veces decepcionado, en ocasiones esperaba más visitas, o más comentarios, o simplemente más voces de aprobación.
Pero creo que este blog refleja la vida –al menos la que yo experimento –de manera honesta. En este blog, las palabras me han desnudado por completo, y alguna que otra vez, eso me incomodaba. A veces me preguntaba por qué subía tales textos a un sitio público, contando cosas en teoría tan personales. Sin embargo, con “Nací para vivir” entendí que no hay nada personal. Y sí, tal vez la gente que ha leído lo que escribo no se cuente por millares, ni por centenas, pero eso no importa. No importa quién lee o cuantos leen, lo importante para mí es expresar lo que siento que tengo que expresar. Con el blog entendí en mi propia piel que la vulnerabilidad corre por las venas de la valentía.
Y finalmente, ¿Qué ocurrirá después?
En cuanto a la escritura, ahora siento, cada vez con más fuerza, que quizás valga la pena poner lo que escribo a disposición de más gente.
¿Cómo lo haré?
La verdad es que no creo en esa pregunta. No siento que la vida se pueda expresar o explicar con un “ Cómo”. A mi modo de entender las cosas, tan solo hay una fuente , un manantial eterno, del que brota todo, con el único propósito de manifestarse y disfrutarse por la propia vida.
Pero la intención está, y los pasos que se dan, están impregnados en ella. Porque tampoco siento que haya un caminar hacia un sueño, ya que el sueño vive en el mismo andar.
Luego, aparte de la escritura, pero siendo también una forma de expresión natural en mí, están los niños, esas criaturas menudas que rebozan espontaneidad y frescura. Por algún motivo, me siento muy cómodo entre ellos y creo que tiene algo que ver con que a ellos tan solo les importa jugar. Los niños juegan, todo el tiempo, y es en la niñez cuando el ser humano más aprende; cosa que para mí no es casualidad. La vida, para mí, se vive jugando. Así desarrollas músculos y creatividad, así se regocija el alma, tamborileando a la luz de la luna, con pedos sonoros, saltando y bailando entre las sombras de una fogata.
Pasar tiempo con niños es algo a lo que quiero dedicar tiempo, entendiéndose por niño todo aquel ser humano que esté dispuesto a expresarse libremente.
Y por último, está el espacio, el lugar en el que sembrar verduras e intenciones, el sitio en el que expresar vida.
Tengo la visión de un espacio abierto, con árboles y pastizales fundiéndose en equilibrio. Veo casitas, herramientas y jardines. Bicicletas, aros de básket y pequeñas colinas desde las que observar el atardecer. Veo gente invitando a más gente, invitándola a almuerzos de arroz calentito y frejoles jugosos. Siento silencio y escucho palabras que no pretenden vender nada. En el espacio se siente la abundancia, la de la tierra, la del trabajo y las manifestaciones artísticas. Y es que veo mucho arte, alimentado con curiosidad. Veo pies descalzos y uñas cubiertas de polvo. Palpo aguas cristalinas y peces inquietos, árboles frutales y extremidades dispuestas a treparlo. Veo caballos, y me veo a mí mismo en sus enormes pupilas, me siento en sus patas y en el viento que sacude sus crines.
Y ese lugar no lo veo en un sitio en concreto, sino más bien latiendo en todo lo que existe, lo veo en las miradas, en las risas y en los gestos diarios de amor. Sé que existe, es algo cuya certeza se palpa en el corazón eterno, en la fuente de la que todo mana, en la sencillez de la esencia.
No hay nada de qué preocuparse. Las estrellas brillan con luz propia, iluminándose a sí mismas y al universo entero, y cada manifestación de vida tan solo puede hacer eso.

Lo que ocurrirá después está ocurriendo hoy. En cada paso va impregnada la intención.

2 comentarios:

  1. Ante una gran pregunta un gran silencio, perdernos en él para esperar la respuesta...Gracias de nuevo. Me encanta leerte.

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  2. Ante una gran pregunta un gran silencio, perdernos en él para esperar la respuesta...Gracias de nuevo. Me encanta leerte.

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