¿Qué es lo que necesitamos para estar motivados? ¿Qué nos puede ayudar a encontrar la
inspiración necesaria para vivir de manera plena?
En primer lugar, esas preguntas son una completa estupidez.
¿Qué necesitas para estar motivado? ¡Nada! No necesitas nada para sentirte
vivo, para hacer que cada segundo de tu vida valga la pena.
Tan solo necesitas un corazón latiendo bajo tu pecho, con
eso ya tienes el kit completo de motivación necesario para vivir de manera
épica.
El problema es que vivimos en nuestra cabeza y en ese
reducido espacio de neuronas atolondradas, el mundo es demasiado pequeño. Nos
pasamos días enteros buscando algo que nos haga sentir bien, pensamos que ese
“algo especial” aparecerá de la nada y entonces tendremos ganas de comernos el
mundo con patatas. Pero no, jamás llegará ese momento increíble que nos pasamos
la vida esperando, esa persona que cambie nuestras vidas, esa experiencia que
nos transforme.
Es paradójico que vivamos en nuestra cabeza, pero esperamos
a que el milagro ocurra fuera.
Nos escudriñamos los sesos pensando en algo que nos pueda
devolver las ganas de vivir, la energía para continuar, la fuerza para no
rendirnos, pensamos, pensamos y esperamos, esperamos a que la vida nos de lo
que tanto ansiamos, sin salir de nuestra diminuta jaula mental.
¿Sabes qué? Ese momento increíble que esperas, es este, este
instante es el momento perfecto para empezar a vivir, a reír y sentir. Esa
persona especial que aguardas, eres tú, tú eres el único capaz de elegir tu
camino, de escribir tus sueños, de mirar al cielo y preguntarte dónde está el
límite, nadie podrá hacer eso por ti, nunca. Y en cuanto a esas ganas de
experiencias vitales que incendian tu interior, aprender un nuevo idioma,
escribir un libro, escalar una montaña, tocar el piano o aprender a patinar…
¿Sabes qué es lo único que tienes que hacer para lograrlo?
Simplemente hacerlo, nada más.
Ojalá la contestación fuera más complicada, ojalá existiera
un complejo código secreto para poder descifrar la respuesta, pero no lo hay,
es así de simple y de obvio, si quieres hacer algo, tan solo tienes que
hacerlo.
Y es justo en este punto cuando llegan las excusas, los
pensamientos, tu maldito cerebro tratando de enjaularte en esa pequeña cárcel
confortable en la que te has acostumbrado a vivir. Piensas en la adversidad, en
el tiempo, en la opinión de los demás, en el miedo a fracasar y te detienes, te
auto-convences de que no merece la pena, y te repites: ¿Por qué hacerlo? ¿Por
qué cambiar?
Preguntas equivocadas, nuevamente, y respuesta simple, otra
vez. En vez de preguntarte por qué, pregúntate: ¿Por qué no?
Esa es la clave, en este punto, si tienes un mínimo de
honestidad contigo mismo te darás cuenta de que tus excusas no servían de nada
y que realmente no hay un impedimento real para perseguir tus sueños.
Sí, ya sé que es complicado verlo así, estamos tan
condicionados a pensar que la vida es pequeña, que en cuanto consideramos la
posibilidad de que la existencia puede ser algo grande e increíble, se rompen
nuestros esquemas y el miedo a lo desconocido nos invade.
La vida es demasiado corta para ser pequeña, así que no
tengas miedo de pensar en grande, de extender los brazos, no tengas miedo a
palpar la libertad, de descubrir tus límites, no tengas miedo a la sangre, al
sudor o a las lágrimas, serán la evidencia de tu esfuerzo por superarte, la
prueba material de la batalla que se libra en tu interior para seguir adelante.
Todo lo que necesitas es un corazón latiendo bajo tu pecho,
¡Estás vivo! Sé consciente de eso, olvídate del condicional y céntrate en el
presente, traspasa tus barreras, hay un mundo entero esperando a ser
descubierto allí fuera, lleno de gente de mil culturas distintas, árboles que
crecen en el desierto, cataratas tan inmensas que el agua se evapora antes de
llegar al suelo, montañas tan altas que sus cumbres atraviesan las nubes,
océanos infinitos bañados por la calidez del sol y los misterios de la luna…
Así que, ¿A qué esperas?
Un aventurero no es aquel que se topa con una aventura por
casualidad, es el que la busca voluntariamente.
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