Ayer entré a tu página de fotografía de Facebook y me
descargué unas cuantas fotos de paisajes que tienes ahí, esas fotos asombrosas
como decía Tiana.
El propósito de las fotos era enseñarlas a uno de mis grupos
de alumnos. Y es que resulta que ahora soy profesor de inglés. Al final, el
idioma que desde pequeñito mi papá me forzó a aprender, el idioma al que de a
poquito le fui pillando el gusto, el idioma que me facilitó viajar a
Gringolandia y conocer a toda la familia de Colleen, al final ese idioma lo
estoy utilizando para compartirlo con otras personitas.
En la clase de ayer les mostré esas fotos para que vean un
poco acerca de Bolivia, y qué mejor retrato visual que la belleza que capturas
con tu cámara y tu tripodio. Creo que la clase fue un éxito, todos se quedaban
boquiabiertos al ver el despeñadero de Arubai, las noches estrelladas, los
atardeceres de la Chiquitanía y la niebla de camino a Cochabamba. Y con
inevitable orgullo, les decía que esas fotos eran de mi primo, y les mostraba
tu nombre en la esquina inferior. Uno de los chicos me dijo: “Tell your cousin
he is the puto amo”.
Llevo una semana como profesor y siento un profundo afecto
hacia la academia en la que estoy. Siento que conmigo han dado un verdadero
salto de fe. No les mostré ningún currículum, les dije que no tenía experiencia
previa y no me realizaron ninguna prueba de nivel o hacerme realizar una clase
de práctica para ver mi dinámica. Simplemente me explicaron lo que buscaban en
el equipo y si yo estaba interesado. Una vez les dije que sí, rellenamos ese
papelito que se llama contrato de trabajo y ahora tengo clase todos los días.
Y no sé, cuando alguien confía en ti de esa manera, lo único
que puedes hacer es poner todo de ti para que las cosas salgan lo mejor
posible. Y eso he hecho. Es algo bonito e indescriptible prepararme mis clases,
preguntarme cómo puedo enseñar a esas personitas, cómo puedo enseñarles algo
más que inglés. Porque aun siendo una clase de inglés, creo que no importa la
asignatura, la educación tiene que tratar acerca de la vida y de cómo vivirla
con coherencia. Y es una oportunidad tremenda y una responsabilidad muy grande
estar en la posición de enseñar algo.
Y me encanta, me encanta ir en bici a la estación de tren y
montarme en un vagón, observando paisajes campestres durante 15 minutos hasta
llegar a la academia. Me encanta entrar en un aula, recordar mi etapa de
estudiante, recordar las cosas buenas y las malas, y saber que yo también voy a
cometer errores, pero estoy atento para poder evolucionar.
Además, lo más increíble de todo es que Colleen también está
dando clases en la misma academia, nos metieron a los dos. De hecho, era a
Colleen a quien querían entrevistar y al terminar, ella mencionó que tenía un
novio que también hablaba inglés, que si necesitaban otro profesor, y ahí, un
poco de rebote, por suerte, por fortuna o simple causalidad, acabé yo también
ahí. ¿No es mágico?
Y ahora, esta mañana, estaba hablando con Colleen acerca de
las posibilidades de la vida, y que con estas clases, aparte de poder comprar
fruta y verdura, vamos a poder ahorrar. Ahorrar billetes de colores cuyo
propósito para mí está más que claro: Ir a Bolivia y compartirlo con ustedes,
compartirlo con todos, con la vida misma.
Y eso me hace llorar y me hace sentir el pecho caliente,
porque siento que hay equilibrio en mí, no siempre, pero lo hay. Me da paz
sentir que no tengo ambición en el corazón y me da claridad la firmeza con la
que siento que quiero vivir con sencillez. Tomar lo que necesito de la vida y
disfrutarla, en toda su complejidad. Aceptar y dejar fluir. Agua que no has de
beber, déjala correr. No soy
el primero en decirlo ni soy especial en absoluto, incluso los Rolling Stones
ya lo cantaban: “You can’t always get what you want, but if you try sometimes,
you might find, you get what you need”.
Si buscas lo más vital nomás, mamá naturaleza te lo da. Creo
en esas palabras, porque son más que palabras.
Y sueño, primo, sueño. Sueño con Diciembre de este año, con
cascadas que rugen y ríos con playa, sueño con fuegos que alimentan ollas de
espaguetis, sueño con hermanos, primos, abuelas y bisabuelas. Sueño con el
calor tropical, tejados rojos y baldosas de patio, sillas blancas y niños
corriendo.
Me siento tan lleno de gratitud, tanta que a veces siento
que voy a estallar, hay tanta energía en este cuerpo, en este mundo, tantas
posibilidades…
P.D.: Aparte de las clases de inglés, también estoy haciendo
excursiones con niños, y eso es simplemente una gozada. Es puro gozo llevar a
los niños de excursión, compartir con ellos, escucharles, observarles, jugar,
correr, saltar y vivir, y luego ver cómo se suben en su autobús y desearles
suerte, saber que probablemente no los volverás a ver, pero que han dejado
huella en el corazón.
Si buscas lo más vital nomás, mamá naturaleza te lo da.
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