Vivir sin estar identificado con el sistema a menudo se
entiende como Aislamiento.
Pensamos que la única manera de no formar parte de este
macabro juego es coger unas cuantas mudas de ropa, ajustarse unas botas de explorador
y lanzarse a la soledad de alguna montaña.
Sin embargo, incluso si acabas nadando hasta una isla
desierta en la que pasar el resto de tus días, tu equipaje de problemas y
sufrimiento seguirán contigo.
Porque aislarte de la sociedad no es lo mismo que salirte
del sistema.
Si tú eres una de esas personas que tiene en mente encontrar
cobijo bajo algún rincón de la madre naturaleza, ten por seguro que no te
librarás de la alargada sombra del sistema. Porque eso que llamas sistema no es
algo externo a ti; eres tú. Por tanto, da igual que estés rodeado de palmeras tropicales
o rascacielos grises.
Todo aquello que criticamos no es más que una manifestación
de lo que ocurre internamente. Por este motivo, no vale la pena emprender
ninguna lucha, no sirve de nada empuñar las espadas y partir al campo de
batalla en busca de justicia.
Y con esa sed de guerra empieza otra creencia falsa acerca
de lo que significa salirte del juego. A menudo la gente busca imponer por la
fuerza la justicia. Un buen ejemplo de esto es cualquier película de
superhéroes. ¿Cuál es el objetivo de los superhéroes?
Luchar contra el mal. Siempre hay un villano que derrotar y
gente inocente a la que salvar. Todo para que al final pueda triunfar el bien.
Así queda bien reflejado el ideal de que la justicia triunfa
con sangre, sufrimiento y llanto.
Pero, ¿Para qué luchar contra el mal? O mejor dicho, ¿Para
qué intentar imponer el bien sobre el mal?
Si algo es auténtico no necesita luchar contra aquello que
es falso para demostrar su autenticidad.
Por eso, cuando conoces la verdad, no necesitas enfrentarte
a nada para demostrarlo. No luchas contra el sistema, no pretendes cambiarlo y
tampoco te consideras un anti-sistema; porque sencillamente no te identificas
con ese movimiento de falsedad.
Salirte del sistema no es otra cosa que vivir con plena
conciencia. Vivir cada instante con total atención, nada más.
¿Qué significa vivir con plena conciencia?
Quizás sea más fácil empezar describiendo una vida de
completa inconsciencia, ya que suele ser algo más común.
Inconsciencia es sinónimo de distracción y claro está que la
sociedad actual está diseñada para distraernos. Todo está enfocado al
entretenimiento: Los contenidos inútiles de la televisión, el consumismo masivo
y su supuesta relación con la felicidad, o la búsqueda constante de estímulos
externos que alivien el desasosiego interior son claros ejemplos de
inconsciencia.
Pero las distracciones van mucho más allá. Ya desde la
infancia se nos programa para distraernos de lo que de verdad importa. Desde
una muy temprana edad aprendemos e interiorizamos el significado de la
autoridad y la jerarquía, las cuales hacen imposible el desarrollo creativo de
los seres humanos.
La libertad no puede extender las alas mientras esté subordinada
al mando de otra persona. El simple hecho de contemplar esa posibilidad resulta
inverosímil.
Nuestra existencia se diluye en cinco días laborales (si
tienes suerte) y fines de semana destinados a escapar de la monotonía de la
rutina. De este modo nos pasamos la vida entera embobados, con la misma
ingenuidad de un gato persiguiendo la luz reflejada de un puntero láser,
mientras la auténtica realidad transcurre alejada de nuestra mirada.
Expuesto esto, quizás ahora resulte más fácil explicar en
qué consiste una vida de conciencia plena.
Ser consciente significa vivir con la máxima intensidad, lo
cual es sinónimo de poner toda tu atención en el momento presente. Cuando estás
aquí y ahora, tienes a tu disposición el total de tu energía para manifestar lo
que sientas; y cuando eso ocurre, brotan de manera espontánea las más bellas
creaciones de la vida.
Cuando te distraes, estás cubriéndote de porquería para
escapar del presente, haciendo todo lo posible por mantener la mente ocupada.
Imagina lo desesperados que estamos para que nuestros días transcurran en ese
estado la mayor parte del tiempo.
Cuando estás atento, en cambio, estás latiendo al unísono
con cada momento, te estás dando la libertad de saborear cada fragancia como
algo nuevo, de sentir cada segundo como si acabaras de nacer.
Entonces, salir del sistema no es un movimiento exterior,
sino que brota desde lo más profundo de tu ser.
Por eso, dejar el sistema no es aislamiento, sino más bien
conexión. Conectar con lo que realmente eres.
El problema es querer dar el primer paso desde lo externo.
Muchos creen que para dejar de identificarse con su nacionalidad hay que hacer
tiras el pasaporte. Otros dicen que hay que dejar el trabajo para no alimentar
al materialismo. También están los que piensan que el primer paso a la
liberación es abandonar cualquier lazo afectivo.
Y sin embargo, nada de eso es de utilidad mientras no
entiendas que el auténtico sistema corrosivo yace bajo tus entrañas.
Cuando lo que te ata a las leyes del sistema se disuelve en
tu interior ya eres libre. Y entonces te limitas a seguir los dictados de tu
corazón, los latidos de esa esencia que no duda ni se equivoca.
En ese instante, dejarás de ser el nombre con el que te
identifican, aunque en la cartera lleves un carné de identidad. Ya no serás un
oficio, aunque lo estés realizando. Ya no te sentirás parte de una familia,
aunque convivas con otros seres humanos. En ese instante, el dinero dejará de
representarse en billetes manchados de codicia y pasará a ser energía en movimiento,
carente de carga, sin mayor significado que el de una mera transacción. Puede
que pases las noches debajo de un techo y reposes tus huesos sobre un colchón,
pero los pronombres posesivos desaparecerán de tu vida, ya que en realidad nada
te pertenece.
No te indignarás más ante las decisiones políticas y dejarás
de invertir esfuerzo en sacar del poder a esos seres desalmados, ya que la
verdad es que no tienen poder alguno.
Romperás las cadenas del apego hacia los demás y te
limitarás a manifestar amor a la vida.
Caminarás entre la ignorancia y no emitirás juicio alguno,
no intentarás cambiar o despertar a nadie. Tan solo caminarás con pasos
ligeros, silbando y riéndote con cada zancada; plantando semillas de conciencia
allá donde vayas.
En ese instante, ya no jugarás bajo las leyes de ningún
sistema.
Gracias
ResponderEliminarGracias
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarClaro, no te afecta el cambio climatico que lleva adelante el sistema. Vivis en un tupper, el andar por las calles y ver chicos y chicos en la mas grande de las miserias no te afecta? esta vision tuya te sirve como perservativo para que eso no te toque el corazon?
ResponderEliminarhttp://bibliotecadigital.ilce.edu.mx/Colecciones/ObrasClasicas/_docs/Siddhartha
Eliminar"Caminarás entre la ignorancia y no emitirás juicio alguno, no intentarás cambiar o despertar a nadie" Esto suena muy mal. En los últimos tiempos en los que vivimos rodeados de NPCs y gente dormida es necesario despertarlos y explicarles lo que ocurre en este sistema satánico y cuáles son los planes de las élites. Y más por parte de aquellos que estamos más despiertos y que estamos algo fuera del sistema.
Eliminarexcelente argumento felicidades, es justo como intento ver la vida,... y también aprecio el punto de vista del ser ajeno ante la suciedad de la sociedad. Finalmente creo que debería disfrutar el vivir cada momento, brindando servicio a los demás... como si agarrara y andará con una escoba por mis veredas y las deje limpia. Gracias en realidad es un gran argumento.
ResponderEliminarGracias por compartir tu pensamiento, fue lindo leerlo.
ResponderEliminarRespectando todos las formas de pensar yo expresó el mio a mis 72 Años rodando por el mundo sin la posibilidad de haber tenido oprtunidades de adquirir cultura ni educación solo soy un superviviente de la vida, cada vez que leo estas cosas, me pregunto donde estaban esta personas, me gustaría haber encontrado a estas personas en mi camino, seguro que los sufrimientos de hambre y alojamiento no los abría sufrido.
ResponderEliminarHe conacido muchos guro, pero siempre vivían bien, yo solo hera una persona que no podía aportar nada, hoy todavía sigo aprendiendo de la Universidad de la Calle, nadie te dará nada si no pueden sacarte algo,
a todos los que estais sin familia no agais caso de los falsos guru.
saludos de un superviviente