Basta ya de seguir tragando mierda, en serio. Ya me cansé de
ser parte de una historia podrida por dentro.
Vivimos en la mentira, lo sabemos y lo aguantamos. No solo
lo aguantamos, sino que lo justificamos. Buscamos excusas para seguir sufriendo,
para que nuestros días transcurran con la misma intrascendencia. Porque nada
tiene sentido mientras estés en la mentira.
No importa las veces que intentes justificar la desigualdad
del mundo en el que vives. No es un mundo justo y punto. No hay más vueltas que
darle, no hay por qué gastar más saliva explicándolo.
Por eso, ya no hay cabida para los cambios a medias. Hemos
visto el sinsentido de la ignorancia, hemos esculpido la historia con sangre y
banderas de conquista. Hemos creado una cadena trófica de personas en la que
todos buscan un eslabón más débil del que aprovecharse. Hemos caído presos del
entretenimiento y nos hemos identificado con los ceros a la derecha de la
unidad en una cuenta bancaria. Hemos vendido y dividido la tierra, la hemos
explotado, hemos extraído sus frutos y hemos comerciado con ellos. Hemos
traficado con oro, con armas y vidas. Y todo esto, ¿A qué nos ha llevado?
Hemos probado todo para hacer que el sistema funcione y a
pesar de eso, lo único que hemos conseguido es que la película se repita una y
otra vez. Ha llegado la hora de ver más allá de la pantalla; dejar de
interpretar personajes, romper en tiras el guion, sacarle la lengua a los
falsos directores da la vida y empezar a andar.
Andemos, caminemos, con los brazos extendidos, con música en
la garganta y nubes atravesando las pupilas. Sonriamos con el alma y abracemos
la libertad.
No hay más grilletes que los que tú dejaste que te pongan.
El imperio del miedo tan solo te afecta si te meas en los pantalones al mirar
sus ojos apagados. Porque ese imperio corrupto no tiene vida alguna. Ese
monstruo te necesita para perpetuar su ilusión de poder. Nadie puede quebrantar
aquello que es eterno. Ningún falso rey puede tenerte atado a su yugo.
Y cuando sales de aquel teatro decadente, cuando te atreves
a despojar de máscaras a la mentira, ya no hay vuelta atrás.
¿Y si miramos más allá? Más allá del sistema, de nuestras
creencias y de aquello que percibimos como realidad.
Hasta ahora, hemos aplicado con severa fidelidad el refrán
que nos recuerda que más vale malo conocido que bueno por conocer.
Destripemos esta frase, letra por letra; ya que define a la
perfección lo que se está dando en la sociedad. Preferimos alimentar un sistema
que nos destruye porque le tenemos más miedo a lo desconocido que al látigo que
se incrusta en la espalda. Y sin embargo, eso que calificamos como desconocido
y misterioso, es nuestra auténtica esencia.
Ahora observa cuanto pavor genera ese “desconocido”. Cada
vez que das un paso que te aleja de lo establecido el mayor crítico eres tú mismo. Tú te has convertido
en el mejor peón del sistema, porque has interiorizado cada una de sus leyes.
Has aceptado que eres un nombre, una raza, que formas parte de una cultura, que
has nacido en un país, que desempeñas un rol que debes cumplir.
También, por supuesto, puede que te hayan intentado vender
el cuento de que puedes soñar y que el éxito está al alcance de todos. Pero la
mayoría de las veces que he escuchado hablar de un sueño, se partía de la
primicia de que era tan solo un sueño. Así, cuando observamos la injusticia del
mundo que nos rodea; en vez de hacer algo al respecto, decimos que soñamos con
un mundo mejor, siempre desde una visión utópica. Porque en realidad no creemos
que eso sea posible, pero necesitamos ver algo de luz en la penumbra que se
cierne sobre nosotros. Sin embargo, mientras formes parte del juego, esa luz
tan solo será eso, un sueño.
Y en cuanto al éxito ¿Qué es?
Habrá todavía algunos
que se consideren exitosos por acumular unos cuantos trastos materiales. Pero
tras la barrera de los bienes físicos, hay todavía muchísima ignorancia acerca
de lo que significa tener éxito. Muchos lo asocian a hacer algo “relevante” en
la vida, sin embargo, el simple hecho de vivir es relevante.
Otros dicen que el éxito es encontrar “algo” que te
apasione, pero cuando vives de verdad, no hay “algo” que te apasione; cada
momento, indistintamente de lo que hagas es un espectáculo de pasión.
Y finalmente está la definición más altruista, en la que
creemos que el éxito significa hacer algo por los demás. Pero la esencia de la
vida no distingue entre los demás y yo. Porque cuando conectas con tu auténtica
naturaleza no haces nada por nadie, tan solo lo haces, porque así te brota del
interior. Y una vez más, las flores me ofrecen un gran ejemplo de lo que quiero
explicar. ¿Acaso ellas enseñan sus pétalos por alguien? El verdadero amor no
busca ayudar ni hacer nada por nadie.
Así pues, todo en el sistema está podrido, TODO. No hay que
seguirle buscando la quinta pata a un gato cojo. La belleza no tiene cabida en
el sistema, la belleza se escapa a sus leyes asfixiantes; y cuando tú aceptas
que eres la belleza, cuando empiezas a danzar de la mano de lo auténtico y
miras a los ojos a la verdad, no hay mentira que pueda mancharte.
Hasta ahora hemos creído que la mentira puede luchar contra
la verdad. Nos hemos tragado la historia de que la mentira puede hacer sangrar
a la verdad. Pero la realidad es que la verdad no tiene rivales, porque no
participa en ninguna batalla. No hay guerreros en el bando de la verdad, porque
la verdad no representa a ningún bando. La verdad es lo único que existe, la
única fuerza creadora de la vida. La mentira es tan solo la verdad extraviada,
que se ha olvidado de su naturaleza eterna. No hay maldad alguna, tan solo
ignorancia.
Por eso, de nada sirve culpar al inconsciente de su
ignorancia. Mas tampoco es de utilidad justificar sus acciones y disfrazar de
corderos a los vampiros. No hace falta decir mentiras acerca de un mentiroso.
La verdad está esperando que la escuchemos, y si prestamos
atención la sentiremos latir por dentro. Porque la verdad no la tiene ningún
dios de barbas largas. La verdad está aquí y ahora; no hay necesidad de
emprender una larga y tortuosa travesía en su búsqueda.
Tan solo hay que despertar.